Recortes en el modelo D, en nombre de la “inclusividad”

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El Departamento de Educación de Nafarroa ha vuelto a sacar las tijeras de los recortes en el caso del alumnado de modelo D quien, si ya anteriormente contaba con no pocos obstáculos, ahora verá agravada su situación de desigualdad respecto al alumnado de otros modelos lingüísticos. Esta vez, algunos de estos recortes vienen camuflados en el contexto de un renovado marco legal para lograr una hipotética “distribución equilibrada” en los centros del alumnado en situación vulnerable. Paradójicamente, en nombre de la “inclusividad” se ha vuelto a añadir nuevos elementos de segregación en función del idioma escogido para cursar los estudios.

El Departamento de Educación de Nafarroa ha renovado el marco legal que regula la acogida de estudiantes de cara al proceso de matriculación del próximo curso. Según la versión oficial, el objetivo es lograr una distribución más equilibrada del alumnado en situación más vulnerable y con necesidades educativas específicas, con el fin de reducir la segregación y garantizar la igualdad de oportunidades. A través de un proceso aparentemente participativo se han renovado el Decreto y la Orden Foral que regulan esta materia pero, en la práctica, se han dejado al margen tanto la mayoría de las aportaciones de LAB como de los distintos agentes educativos que han formado parte de este proceso “participativo”. De hecho, se han limitado a regular la mera distribución del alumnado mayoritariamente vulnerable por razón socioeconómica sin atender factores como el diagnóstico, la prevención y la atención específica de los y las estudiantes. Aunque el Departamento prevé la posibilidad de rebajar las ratios en las escuelas segregadas y asignar más recursos, no ha querido realizar ninguna concreción al respecto y ha obviado las aportaciones realizadas por este sindicato en esa dirección. No nos consta que el próximo curso ninguna escuela vaya a aplicar ratios más bajas o se vayan a asignar recursos extraordinarios para atender al alumnado con necesidades específicas.

De momento, el Departamento de Educación ha obviado la existencia de otro tipo de segregaciones, sin abordar, por ejemplo, la cuestión de cientos de alumnos y alumnas navarras que tienen necesidades educativas específicas y que no cuentan con ninguna estrategia sostenible más allá de su patologización.

Sin embargo, en este artículo nos centraremos en la nula existencia de medidas para superar la segregación lingüística, muy grave en Navarra. Es más, el nuevo baremo establecido en el decreto de acogida del alumnado no garantizará a las familias que opten por estudiar en euskara los mismos derechos que las familias que quieren estudiar en castellano. Aunque parezca contradictorio, el alumnado del modelo D resultará aún más marginado en nombre de la “inclusividad”. He aquí un par de ejemplos:

* El alumnado de la zona pirenaica está obligado a abandonar su zona a los 16 años y a desplazarse hasta 80 y 90 kilómetros para continuar sus estudios. Hasta ahora se les garantizaba plaza en un instituto concreto de Pamplona, pero esta medida ha sido suspendida, sin que se haya concretado una solución al respecto, lo que supone un doble castigo a una zona ya muy afectada por el despoblamiento.

* Estudiantes de la ESO en euskera en las zonas de Tafalla y Sangüesa no pueden continuar sus estudios en sus localidades. En ambos casos, si quieren estudiar Bachillerato en euskara tienen que sufragar diariamente un autobús para desplazarse a Pamplona. Debido al cambio de baremo de este año, no se les ha garantizado espacio en su centro de referencia y, además del riesgo de dispersión en otros centros, pueden encontrarse con que no tienen una alternativa de transporte adecuada para llegar a clase a tiempo. Doble marginación: no podrán estudiar en euskera en Tafalla o Sangüesa como el alumnado de los modelos A-G y no tendrán garantizado un instituto y un transporte adecuados en Pamplona.

Pero, más allá del decreto de acogida del alumnado, hay otros recortes que perjudican al alumnado que estudia en euskara y que se quieren aplicar en el secretismo más absoluto:

* El alumnado de Beriain que quería estudiar en el modelo D contaba con transporte para ir a la Ikastola Hegoalde. El próximo curso parte de ese alumnado no contará con el servicio ordinario de transporte para acudir a ese centro, el Departamento de Educación no cumplirá su palabra y les obligará a acudir al centro de Noain, donde se imparte el modelo D-PAI. El consejero Gimeno ha obligado al alumnado de Castejón que quería salir del PAI a terminar, contra su voluntad, Primaria en dicho programa lingüístico. En cambio, no tiene reparos en imponer que estudiantes que no están en el PAI entren obligatoriamente en mitad de etapa, como ocurrirá en el caso de Beriain.

* Siguiendo con Castejón, el alumnado del modelo D necesita un/a especialista en Audición y Lenguaje que, por el momento, no ha sido asignado/a por el Departamento de Educación. Esta situación es impensable en el modelo A-G y, si hubiera voluntad, podría resolverse fácilmente, contratando a un/a especialista bilingüe.

* En términos generales, el alumnado del modelo D de Bachillerato está obligado a realizar cuatro sesiones semanales más, lo que supone un claro agravio comparativo. En los centros rurales se está suprimiendo el servicio de comedor al alumnado del modelo D de la ESO y se están poniendo más sesiones lectivas –tanto al alumnado como al profesorado- por aprovechar el servicio de transporte junto con los de Bachillerato. Por ejemplo, de cara al curso que viene, y en contra de su voluntad, se va a suprimir el comedor en la ESO de Leitza.

A este negro panorama, que condena prácticamente a la épica a las personas que quieren cursar sus estudios en euskara, hay que añadir las escasas posibilidades que existen para poder llevar a cabo estudios en euskara en 0-3, Formación Profesional o grados universitarios, ya que la oferta está muy por debajo del porcentaje de alumnado euskaldun existente. En la FP y en el tramo 0-3, además, se han sacado un nuevo invento de la chistera, la modalidad bilingüe, con lengua extranjera, que no solo condena al ostracismo al euskara, sino que empeora considerablemente las condiciones del conjunto de la comunidad educativa. Varios partidos utilizan la realidad sociológica solo para recortar los derechos de los y las vascoparlantes. En cambio, cuando la realidad y la demanda son favorables a quien quiere aprender en euskara, siempre hay algún pretexto para vulnerar su derecho a estudiar en este idioma.

Todo esto también es segregación y hay responsables políticos que sostienen con prevaricación esta dramática situación sistémica.